viernes, 10 de junio de 2016

Errores de principiante

De esto que un día te levantas y te tropiezas por casa con unas semillas que alguien pidió en algún momento por alguna página de internet. Los nombres de las semillas estaban escritos en "inglés", pero logramos descifrar algo: fresas azules, arce y el extraño nombre de un tipo de verdura asiática. Además teníamos otras que eran sorpresa, es decir, que ellas no tenían nombre y nosotros no teníamos la menor idea.

La impaciencia nos pudo y bajamos al chino de al lado de casa a por cuatro pequeñas macetas y una bolsa de tierra. Ni cortos ni perezosos, decidimos enterrar bajo un montón de horrible tierra todas las semillas de cada cosa en las macetas.

Los días pasaron y allí nunca asomó nada... excepto de la maceta que contenía las semillas sorpresa, aunque eso ocurrió muucho más tarde. Lo que sí pasó fue que la tierra se llenaba de mosquitos y se encharcaba. Al parecer, todas las personas que han utilizado la tierra de las tiendas de chinos han tenido el mismo problema. Así que aqui está la tierra que nunca más volveremos a utilizar.


Pistoletazo de salida


Una vez empiezas ya no hay vuelta atrás y ahora nuestro balcón ya tiene unos cuantos inquilinos.
Aunque ahora parece que nos vamos enterando un poco de lo que hacemos... el comienzo fue realmente desastroso. Creo que a todo el mundo deberían darle tres avisos báscios cuando se aventura en el mundo vegetal:

Aviso #1: Cada planta es diferente, no te empeñes en hacer exactamente lo mismo con todas porque no funcionan así.

Aviso #2: Nunca, jamás, por nada del mundo, uses tierra que hayas comprado en un chino.

Aviso #3: Es muy posible que te obsesiones un poco y acabes viendo a las plantas como a tus pequeños bebés, a los que debes cuidar y proteger.

Si hubiésemos sabido esto desde el primer momento, nos habríamos ahorrado el fracaso del primer intento de sembrar algo, un montón de mosquitos en casa y preguntarnos si nos habíamos vuelto un poco majaretas por levantarnos por la mañana con la ilusión de darle los buenos días a nuestras plantas.

miércoles, 8 de junio de 2016

¿Quién dijo que los gnomos son sólo de jardín?

Las plantas, esas grandes desconocidas. Para mí, claro. Y es que, después de pasarte toda la vida viviendo en un piso bajo al que no le da ni un rayito de sol, aprendes dos cosas: la primera es que en verano tu casa es la más fresquita de todas, pero la segunda es que no hay planta que quiera hacerte compañía en tu cueva.

Después de tal trauma, aquí me hallo, escribiendo desde un tercer piso con balcón en la costa blanca. En este lugar en el que rara vez encuentras una nube en el cielo y en este balcón con sol directo durante horas, se me hicieron los ojos chirivitas.

A pesar de no tener uno de esos jardines tan verdes que se llenan de setitas rojas habitadas por gnomos, he decidido invitarles a mi balcón para que me echen una mano a mí, toda una novata en el cuidado de plantas y demás vegetación. 

 


Aviso a navegantes: ante la idea del oráculo que todo lo sabe (o lo que es lo mismo, mi amiga la agrónoma a la que acudo cuando me veo en apuros), aquí está este blog, en el que iré contando mi experiencia con mis nuevas y verdes amigas. Por si todo lo que haga a base de ensayo y error le es de utilidad a alguien o a mí misma.


¡¡Empezamos!!